Comentario
INTRODUCCIÓN
I. FormaciÓn del Virreinato de la Nueva España
Conquistado México y siendo Hernán Cortés capitán general de las tierras descubiertas, se planteó la rivalidad entre el famoso conquistador y el Cabildo Municipal de México. En 1527 se crearía la Audiencia de la Nueva España como solución parcial a este conflicto, y en 1535 se formaría el Virreinato de la Nueva España bajo las órdenes de su primer virrey, don Antonio de Mendoza.
Uno de los primeros objetivos del Nuevo Virreinato sería la expansión de sus fronteras. El norte del Virreinato aunque explorado en algunas áreas, necesitaba ser colonizado. La división del Virreinato en estos momentos fue sólo de carácter eclesiástico; estaba dividido en Obispados, que a su vez se dividían en curatos y vicarías. Otra división más general era la división eclesiástica de cada provincia según la Orden de sus misioneros. Así había provincias franciscanas, agustinas o dominicas.
Al crearse la Audiencia como institución de gobierno con autoridad administrativa y judicial, puede decirse que su jurisdicción también dividió el Virreinato en Gobernaciones, Corregimientos y Alcaldías. La zona norte del Virreinato pertenecía a la Audiencia de Guadalajara. Para evitar que se siguiera el ejemplo de la Audiencia de Guatemala (que se separa en 1543), el Virreinato se encargó de la expansión de esta Audiencia al norte, pero mantuvo la unidad con la sede del Virreinato en México. En el siglo XVIII, la formación de las provincias internas y de las intendencias darían una nueva división al Virreinato.
He aquí la división antigua del Virreinato de la Nueva España al empezar nuestro estudio:
I. Reino de México. Estaba compuesto de cinco provincias mayores: México, Tlaxcala, Puebla, Oaxaca y Valladolid o Michoacán.
II. Reino de Nueva Galicia, compuesto de tres provincias mayores: Jalisco, Zacatecas, Colima.
III. Gobernación de Nueva Vizcaya, compuesta de dos provincias mayores: Guadiana (hoy día Durango) y Chihuahua.
IV. Gobernación de Yucatán, compuesta de tres provincias mayores: Mérida de Yucatán, Tabasco y Campeche.
V. El Nuevo Reino de León.
VI. La Colonia del Nuevo Santander (prov. de Tamaulipas).
VII. Provincia de los Tejas, Nuevas Filipinas.
VIII. Provincia de Coahuila, Nueva Extremadura.
IX. Provincia de Sinaloa o Cinaloa.
X. Provincia de Sonora, Nueva Navarra.
XI. Provincia de San José de Nayarit, Nuevo Reino de Toledo.
XII. Provincia de la Vieja California, Baja California.
XIII. Provincia de la Nueva California, Alta California. XIV. Provincia de Nuevo México de Santa Fe.
Las primeras expediciones (siglo XVI)
Los señores de Tenochtitlán señalaban siempre al norte para explicar la procedencia de su origen. Cortés mismo estaba obsesionado por encontrar un paso al norte entre el Atlántico y el Pacífico que facilitara la ruta de las especies1. El célebre estrecho de Amián, de ser descubierto, facilitaría la navegación española entre ambos mares por territorios pertenecientes a la Corona. Por éstas y otras muchas razones la penetración al norte era necesaria. Estas expediciones deberían, pues, ser organizadas por el mismo virrey, y sus conquistadores serían ya nacidos en el continente americano.
a) Nuño de Guzmán. --Las míticas ciudades de Cibola atrajeron la imaginación de Nuño de Guzmán en 1531. Le acompañaban en su entrada los que luego serían famosos conquistadores, Cristóbal de Oñate y Diego de Ibarra. La dureza y crueldad con que trató a los indios en Culiacán hizo fracasar la expedición. Como resultado positivo se establecieron en Chianetla, que luego pasó a llamarse Nueva Galicia.
b) Cristóbal de Oñate. --A él se debe el descubrimiento de las minas de plata de Nuestra Señora de Zacatecas. Él fue el primer gobernador de Nueva Galicia. Gobernó con acierto y su nombre, y el de su hijo, el futuro conquistador de Nuevo México, pasarán a la historia del suroeste americano.
c) Vasco Nuño Cabeza de Vaca. --Al mismo tiempo que se fundaba Nueva Galicia, Pánfilo de Narváez fracasaba totalmente en su afán de establecerse en Florida. Tres supervivientes de estos naufragios lograron en 1536 atravesar el inmenso perímetro que separa la Florida de Culiacán después de ocho años de peregrinar entre los indios. Aunque es dudoso que Vasco Nuño, Andrés Dorante y Alonso del Castillo, acompañados del negro Estebanico, hubieran penetrado en lo que hoy día es Nuevo México, les debemos a ellos las primeras noticias de los indios pueblos, de los búfalos, de los apaches y de la múltiple flora y fauna desconocidas. Su relato contribuyó a la conquista oficial del norte del Virreinato.
d) Fray Marcos de Niza y don Francisco Vázquez Coronado. --En 1540, el virrey ordenó al que era entonces gobernador de Nueva Galicia, don Francisco Vázquez de Coronado, a encontrar las siete ciudades de Cibola, que la calenturienta imaginación de fray Marcos y Estebanico habían situado entre los indios zuñi2. La expedición de Coronado iba acompañada de dos barcos que debían remontar la Baja California y penetrar por el río Colorado. La expedición fue rica en descubrimientos. Se descubrió el grandioso Cañón del Colorado, los famosos indios pueblos, las grandes manadas de bisontes y los nómadas apaches. La expedición a Quivira hizo que se recorriera gran parte de lo que hoy es Arizona, Nuevo México y Kansas. Al igual que Pizarro, Almagro, Belalcàzar y Jiménez de Quesada en América del Sur, Coronado recorrió y fue testigo de un gran territorio. A él le debemos la información sobre los hopi, los gila y los yumas. Él fue el primero en hablarnos de Acoma, la ciudad fortaleza de los queres. Exploró parte de Texas, cruzó Oklahoma, atravesó el este de Kansas y nos informó sobre los indios wichitas3.
e) Fray Agustín Rodríguez y F. Sánchez Chamuscado. --El padre Rodríguez, misionero de Santa Bárbara, acompañado de dos frailes, nueve soldados y el capitán Chamuscado penetraron en el norte en 1581 para establecer terrenos de misión. Llegaron al Tiguex de Coronado y se establecieron en Puruay, cerca de Alburquerque. Los tres misioneros se quedaron entre los indios, mientras la escolta militar regresaba a Nueva Vizcaya. Ellos fueron los tres primeros mártires de Nuevo México.
f) Antonio de Espejo. --Un contrato entre el virrey de Nueva España y don Juan Oñate preparaba una expedición a Nuevo México con carácter colonizador. Los múltiples retrasos ocasionados hicieron imposible acelerar esta expedición. De otro lado, los rumores del martirio de los franciscanos de Chamuscado hicieron acelerar el proceso de una nueva entrada a cargo de Antonio de Espejo, un comerciante convertido ahora en capitán de catorce soldados y dos franciscanos. En 1582 llegaron a Puruay y confirmaron la muerte de los misioneros. Espejo decidió continuar su marcha, recorriendo los territorios de los indios hopi y regresando a México por una nueva ruta. Su diario detallado, escrito por Luxán, nos da una información detallada de los lugares visitados.
Mientras estas incursiones de carácter más o menos temporal abrían nuevos caminos en el norte del Virreinato, las circunstancias históricas iban a precipitar los acontecimientos. Se rumoreaba que el pirata Drake había descubierto el mítico estrecho de Amián. En 1579, la costa del Pacífico había sido devastada por los ingleses. Se necesitaba aumentar la ocupación al norte para defender las fronteras. La distancia de la Metrópoli, la dilación de los permisos, la burocracia administrativa, hicieron que alguna de estas penetraciones al norte fueran ilegales. Así podríamos considerar la de Castaño de Sosa, primero, y la de Leiva y Bonilla. Estos últimos llegaron hasta Arkansas y lo que hoy día es Nebraska. Sin embargo, la expedición acabó desastrosamente con la muerte alevosa de ambos capitanes.
g) Juan de Oñate.--Con don Juan de Oñate se funda legalmente la nueva provincia de la Nueva México. Otras expediciones por tierra o mar descubrirían California y otras avanzarían por Florida remontándose al norte del Atlántico, En ambos flancos, la penetración de otras potencias extranjeras haría necesaria esta expansión. La vida del suroeste quedará asentada y colonizada a partir de Oñate. Los franciscanos establecen su terreno de misión por el río Grande, consolidando la obra española en un terreno aparentemente pacificado. Años más tarde, California al oeste y, Tejas al este, junto con Luisiana y Florida, haría que los territorios españoles abarcaran de océano a océano todo el territorio perteneciente hoy día a los Estados Unidos.